Iba deprisa caminando por la calle. Obviamente llegaba
tarde, y a nuestro jefe no le gustaban los retrasos. Pero había perdido el tren
y me había tocado hacer un poco de ejercicio. Cuando traspasoé los controles de
seguridad que había antes de la sala de reuniones me enteroé de que teníamos que
discutir el caso de una niña, cuyos padres habían muerto debido a un
asesinato. Nada más entrar la vi, allí, sentada en una silla mientras que
lloraba lentamente.
La reunión comenzó al poco tiempo y acababámos de comenzar
cuando descubrimos que el destino de la chica estaba en nuestras manos. Sus
opciones eran escasas, debido a que solo podíamos elegir entre tres opciones:
dar la custodia a su tío y tía, que estaban separados y que eran famosos por
sus discusiones con agresiones incluidas; sus abuelos, que estaban retirados y
probablemente no estaban capacitados para hacerse responsables de lo que le
pasara a la niña o mandarla a un orfanato, dónde viviría con jóvenes de en su
misma situación.
Era una decisión difícil porque resultaba claro que podíamos analizar la situación desde diferentes puntos de vista y no queríamos que le pasara nada malo. Empezó ella a hablar, y por la expresión de su cara podía
deducir que lo había pasado realmente mal. Nos contó lo que pasó y cómo veía
las opciones elegidas por el juez. Ninguna parecía agradarle y se le notaba que
estaba muy preocupada por cómo su futuro iba a desarrollarse. Cuando terminó de
hablar rompió a llorar, y no me extrañaó, porque no parecía nada reconfortante
tener que rememorar eso sucesos.
Luego empezó el juez, marcando los pros y los contras de
cada una de las posibles vidas que la niña iba a tener que vivir, empezando por
los tíos, que no eran una buena idea alternativa porque a este paso iban a tener un final
trágico. Lo bueno, la cercanía de estos a la hija y la proximidad de su casa al
colegio en el que ella estudiaba.
Después se habló de los abuelos, idea que parecía buena en un
principio pero que se fue torciendo a medida que se debatía sobre ellos.
Ancianos, alejados del colegio, discapacitados… en resumen, nada tentador. Y
por último, la idea del orfanato, que era buena por la presencia de niños que
habían pasado por la misma situación que ella, pero mala porque dejaba su
colegio y no tenía contacto con el resto de su familia.
El juez le volvió a pasar el testigo a la niña que propuso
la idea de que se fuera a vivir con la familia de su mejor amigo, que se había presentado
voluntaria para cuidar de ella, en caso de que no encontraran a nadie y la chica
quisiese. La idea era espléndida y fue la que se llevó a cabo.
A lo largo de los años, recibimos visitas suyas, en las que
nos contaba, lo contenta y lo cómoda que estaba viviendo con su mejor amigo. Ya
con el trauma detrás ella siguió a delante y empezó a trabajar en recursos
humanos?? para ayudar a la gente y aportar ideas y soluciones a los problemas de
las personas, porque ella no quería que nadie pasase por el mal momento que
pasó ella.
La historia que cuentas no está mal escrita, salvo que no utilizas bien los tiempos verbales y aparece un presente cuando estás contando cosas del pasado. El tema es banal, no le das trascendencia, parecen opciones de movimientos de fichas de parchís sin ningún trasfondo emocional. No sabemos por qué la protagonista se encuentra en esa situación y pasas de puntillas por la vida de los tíos y los abuelos.
ResponderEliminar