Mi tía ha estado en un
hospital varios meses en otro estado porque, desafortunadamente, había recibido la
terrible noticia de que tenía cáncer. Sus doctores lo han habían intentado todo lo que
podían pero le dijoeron que solo tenía le quedaban unas semanas para vivir de vida. Yo soy su única familia.
Mis padres murieron cuando yo tenía tres años, en un accidente de coche y mis
abuelos no me han hablado en mi vida.
El último deseo de mi tía
era verme. Yo no podía imaginar si yo solo supiera lo que quería contarme… Cuando llegó a Portland
trajo una furgoneta que contenía la historia de mi familia. Al parecer tengo
una herencia de una rama alemánna y por la que todos los miembros de mi familia podían ‘ver’ cosas que la gente normal no notaban, pero para heredar este talento una persona de la
familia tiene tenía que morir.
Las
últimas semanas de su vida mi tía me explicó lo que iba a heredar y cómo manejar
el nuevo cambio de vida. Al pasar un mes Ana murió a causa de su enfermedad. Estaba
esperando que algo mágico iba a pasar sucediera, pero nada pasó. AEl día siguiente fui a la comisaría.
Esa mañana había sucedido un homicidio y me apuntaron nos comunicaron a mi socio y a mí para
encarcelar que debíamos detener al el culpable que cometió este grave delito. En la escena del crimen
no había muchas pruebas solo policías y un testigo que estaba describiendo todo
lo ocurrido. Al emocionarse pensé que vi a su cara cambiar de forma mal expresado pero eso probablemente
eran imaginaciones mías mi mente jugando conmigo, le pregunté a mi socio por si acaso vio algo, pero
dijo que no. Ese momento estaba en mi mente todo el día, no me lo podía sacar de
mi cabeza, me recordaba a algo que me contó mi tía de la profesión que mi
familia tenía en Alemania. Al llegar a casa entré en la furgoneta, que me dejó
mi tía al morir, para averiguar lo que me pasó. Al abrir los libros solo
encontraba dibujos de diferentes animales con una descripción en varios
lenguajes. Encontré una que me resultó familiar, tenía la apariencia como de un
ratón. Estuve cinco minutos mirando al dibujo, se parecía un poco como al el hombre
que vi en la escena del crimen esa mañana. Pero, era imposible un hombre no se
podía parecer como a un ratón.
El
día siguiente intente buscar la dirección del hombre para intentar dar sentido
a los pensamientos que estaban corriendo alrededor de mi cabeza. Al encontrar
lo que quería, fui a su casa. Era el mismo hombre del otro día, su cara cambió
a se transformó en la de un ratón. Al cambiarse el hombre empezó a correr, como si tuviera miedo de mí.
No era difícil alcanzarle. No era muy difícil sacar información de él. Cuando
me terminó de contarme todo lo que sabía, tenía los pelos de punta. Mi tía no
me contó toda la verdad, ella convenientemente se saltó lo más importante, eso lo tenía que deducir para por mí misma.