José
Manuel Sánchez Otero 4º ESO (B)
Resultaba
claro que podía analizar la situación desde diferentes puntos de vista.
Por
primera vez en mi vida, me encontraba ante un dilema tan complejo que me estaba
costando asimilarlo y llegar a una conclusión.
Me
habían ofrecido dos puestos de trabajo; los dos en psicología y debería estar
contentísimo porque hacía poco que había acabado la carrera y, como te diría
cualquier recién licenciado, que te salga una oferta de trabajo en tu campo es
un lujo pero que te salgan dos ¡es un sueño!
Lo
que hacía que este sueño se convirtiera en una pesadilla era que un puesto era
en Londres y el otro… en Canadá. El de
Londres ofrecía un buen sueldo y tenía la ventaja de estar cerca de casa pero
el de Canadá, a pesar de que no fuese estuviese tan bien renmumnerado, al ser un puesto de
aprendiz, era en un centro de salud y estudio de animales muy moderno, con
todas las comodidades y nuevas technologías y a mí siempre me había hecho
ilusión trabajar con animales.
Resultaba
claro que podía analizar la situación desde diferentes puntos de vista: la el de
mi madre, la el de mi novia, la el de mis amigos y, por supuesto, la el míao.
Estaba
convencido de que mi madre me iba a decir que debería comparar los pros y los
contras de cada puesto y que tendría que pensar en el día de mañana y escoger
el que me ofrecía el mejor porvenir. Mi
madre siempre había sido una mujer metódica y ordenada pero también comprensiva
y compasiva. Sabía, a ciencia cierta,
que me iba a apoyar ¡aunque decidiese marcharme a 5000km de distancia! Pero ¿cómo le cambiaría la vida a mi madre
sin mí? ¿Podríamos estar tan lejos el
uno del otro?
De
lo que no estaba tan seguro era del apoyo de mi novia y, por un modolado, la comprendería,
no sé cómo reaccionaría yo si la situación fuera al revés. Llevábamos dos años juntos y teníamos una
relación buena y feliz. Habíamos hecho
planes de irnos a vivir juntos y de viajar.
Desde su punto de vista, ella podría percibir la decisión de irme a
trabajar a Canadá como un rechazo y rompería conmigo o quizás me esperaría pero
¿cómo afectaría a nuestra relación?
¿Sobreviviría en la distancia?
¿Era justo, por mi parte, pedirle siquiera que me esperara? ¿Estaría dispuesto a perderla por un trabajo?
Mis
amigos, sin lugar a duda, me apoyarían. Intentarían
ocultar cualquier sentimiento de tristeza, por el hecho de que yo me fuese,
gastando bromas y haciendao planes de ir a visitarme. Pero mis amigos, más que amigos, eran mis
hermanos. No sé si por el hecho de yo
ser hijo único o por habernos conocido en primero de Primaria pero teníamos una
relación muy fuerte y sólida. ¿Cómo se
sentirían si yo me marchara y rompiera, de esta manera, nuestro grupo? ¿Cómo me sentiría yo, tan lejos, sin poder
contra contar con sus risas y abrazos?
Desde
mi punto de vista, la oferta de trabajo en Canadá era una de esas oportunidades
únicas en la vida pero a costa de mis relaciones con mis seres más
queridos. Sin darme cuenta siquiera,
había tomado mi decisión. ¡Me quedaba en
Londres!
Está bastante bien escrito con algunos problemas de concordancia y redacción. Es una historia de jerarquías emocionales y la has sabido plantear.
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