jueves, 3 de noviembre de 2016

                                                                        José Manuel Sánchez Otero 4º ESO (B)

Resultaba claro que podía analizar la situación desde diferentes puntos de vista.

Por primera vez en mi vida, me encontraba ante un dilema tan complejo que me estaba costando asimilarlo y llegar a una conclusión.

Me habían ofrecido dos puestos de trabajo; los dos en psicología y debería estar contentísimo porque hacía poco que había acabado la carrera y, como te diría cualquier recién licenciado, que te salga una oferta de trabajo en tu campo es un lujo pero que te salgan dos ¡es un sueño!

Lo que hacía que este sueño se convirtiera en una pesadilla era que un puesto era en Londres y el otro… en Canadá.  El de Londres ofrecía un buen sueldo y tenía la ventaja de estar cerca de casa pero el de Canadá, a pesar de que no fuese estuviese tan bien renmumnerado, al ser un puesto de aprendiz, era en un centro de salud y estudio de animales muy moderno, con todas las comodidades y nuevas technologías y a mí siempre me había hecho ilusión trabajar con animales.

Resultaba claro que podía analizar la situación desde diferentes puntos de vista: la el de mi madre, la el de mi novia, la el de mis amigos y, por supuesto, la el ao.

Estaba convencido de que mi madre me iba a decir que debería comparar los pros y los contras de cada puesto y que tendría que pensar en el día de mañana y escoger el que me ofrecía el mejor porvenir.  Mi madre siempre había sido una mujer metódica y ordenada pero también comprensiva y compasiva.  Sabía, a ciencia cierta, que me iba a apoyar ¡aunque decidiese marcharme a 5000km de distancia!  Pero ¿cómo le cambiaría la vida a mi madre sin mí?  ¿Podríamos estar tan lejos el uno del otro? 

De lo que no estaba tan seguro era del apoyo de mi novia y, por un modolado, la comprendería, no sé cómo reaccionaría yo si la situación fuera al revés.  Llevábamos dos años juntos y teníamos una relación buena y feliz.  Habíamos hecho planes de irnos a vivir juntos y de viajar.  Desde su punto de vista, ella podría percibir la decisión de irme a trabajar a Canadá como un rechazo y rompería conmigo o quizás me esperaría pero ¿cómo afectaría a nuestra relación?  ¿Sobreviviría en la distancia?  ¿Era justo, por mi parte, pedirle siquiera que me esperara?  ¿Estaría dispuesto a perderla por un trabajo?

Mis amigos, sin lugar a duda, me apoyarían.  Intentarían ocultar cualquier sentimiento de tristeza, por el hecho de que yo me fuese, gastando bromas y haciendao planes de ir a visitarme.  Pero mis amigos, más que amigos, eran mis hermanos.  No sé si por el hecho de yo ser hijo único o por habernos conocido en primero de Primaria pero teníamos una relación muy fuerte y sólida.  ¿Cómo se sentirían si yo me marchara y rompiera, de esta manera, nuestro grupo?  ¿Cómo me sentiría yo, tan lejos, sin poder contra contar con sus risas y abrazos?


Desde mi punto de vista, la oferta de trabajo en Canadá era una de esas oportunidades únicas en la vida pero a costa de mis relaciones con mis seres más queridos.  Sin darme cuenta siquiera, había tomado mi decisión.  ¡Me quedaba en Londres!

1 comentario:

  1. Está bastante bien escrito con algunos problemas de concordancia y redacción. Es una historia de jerarquías emocionales y la has sabido plantear.

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