jueves, 30 de octubre de 2014

Reddación Castellano Andrew Hutchison 4 ESO A

  Entre los escasos momentos de placer, y los largos ratos sufriendo los efectos secundarios de, la sustancia maligna, la única frase que giraba en torno a mí eran las siguientes, 'Entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo'. Estas palabras revoloteaban alrededor de mi mente como una pluma en un huracán, y en estos instantes terribles en los que estaba momentáneamente consciente de mi situación, y también consciente de los acontecimientos que pasaron hacía solo tres años, solo los recuerdos me hacían llorar, pero no podía llorar. No tenía suficiente agua en mi cuerpo para eso, la sustancia maligna se había ocupado de eso.
Lo recordaba todo como si hubiese pasado ayer. Hace ya tres años, un bonito día de verano, un chico, imposible de conectar con el desastre que era ahora, capitán del equipo de rugby y con media de ocho en casi todas mis asignaturas, se encontró con una chica. Ya ni recuerdo su nombre, pero si lo supiese, sería el objetivo de mi rabia. Aquel día fue cuando la pequeña burbuja de mi vida empezó a fragmentarse, y al explotar dejaría tras si solo dolor y daño. La chica era muy atractiva y me sedujo.
Pronto me encontré rodeado más y más por gente con la que no debería estar y cada vez más y más alejado de mi familia y mis amigos de verdad. Amigos de verdad. Otro termino insignificante para mí. En el momento no sabía y no entendía lo que estaba pasando, Pero me sentía bien. Me sentía popular. Era el chico que sacaba buenas notas, era el capitán de mi deporte y además iba a todas las fiestas y me lo pasaba genial pero era arriesgado, demasiado arriesgado.
La droga me arrancó la vida. Todo lo que quería, lo que deseaba y mi futuro desvanecido en una nube venenosa. Mis medias bajaron, mi eficiencia deportiva, efecto de años de entrenamiento tirados a la basura.
Empeoré aún más. Mi salud física dejaba mucho que desear. Los efectos de la droga eran devastadores.
Un frio increíble empieza a llenar mi cuerpo y lo necesito, lo necesito tanto pero mañana pararé, lo prometo. Mañana pararé. Y entonces olvidé hasta que punto aquella sustancia había afectado a mi vida y mi visión del mundo. Y el ciclo volvió a empezar...

sábado, 25 de octubre de 2014

Kattya Vanessa Freire Gavilanes              4 ESO A    

                                   Un Cambio Inesperado

Todo ocurrió esa noche del 31 de octubre, pero antes de contaros lo que sucedió esa noche  me gustaría empezar por el principio. Yo no tenía muchos amigos excepto Carolina, ella y yo nos conocíamos desde nuestra infancia y habíamos sido mejores amigas desde entonces. Tampoco éramos muy populares pero no era algo que queríamos ser. Éramos las típicas amigas que estudiaban juntas, iban a casa juntas y veían pelis mientras comían pizza. Nuestras vidas eran muy normales, no había nada que destacase en ellas, pero todo cambio esa noche...

Era un día de colegio mientras volvíamos del colegio a casa, Carolina me pidió que le ayudase a buscar algo en el bosque. Yo acepté ya que no tenía mucho que hacer por la tarde y era mi mejor amiga. Cuando nos reunimos en el bosque para que me contase qué es lo que estaba buscando. Me explico que ella había oído rumores en el colegio sobre un cuerpo que se hallaba en el bosque de una chica desaparecida. No me entusiasmaba mucho la idea de ir en busca en medio de la noche de un posible cadáverpero ya que ella no tenía a nadie más que le pudiese acompañar en esta búsqueda o investigación de crímenes, me uní. Eran las 12 de noche y en el cielo se podía notar la presencia de una luna llena, la oscuridad iba cubriendo todo el bosque, podía oír desde lejos los aullidos de los lobos. Nos habíamos separado para poder cubrir más terreno, saqué el móvil de mi bolsillo para avisarle a mi madre de que llegaría tarde a casa pero como era de esperarse no me contestaba,seguramente se habría quedado dormida. Cuando metí el móvil en el bolsillo note una luz brillando desde detrás de un árbol, me acerque hacia ella para ver de dónde procedía y qué hacia ahí. Mientras caminaba noté que la luz se había separado en dos, eran como dos ojos y la luz era azul, de repente mientras apartaba el arbusto que estaba bloqueando la luz salió un animal y me derribó. Caí inconsciente en el suelo, lo último que pude ver fueron sus dos ojos azules. Había perdido todos mis sentidos, estaba en un profundo sueño del que no podía escapar, todo era negro sentía mucho frío, cuando perdí la esperanza de la posibilidad de despertarme oía una voz llamándome, gritando mi nombre. Di un último suspiro y recupere mis sentidos, ahí estaba Carolina llorando desesperadamente pensando que yo había muerto y que podría haber sido todo su culpa. Le pregunté que por cuánto tiempo había estado inconsciente ella limpiándose las lágrimas de sus ojos me contestó:
- Han pasado cinco horas desde que perdiste la consciencia, tu corazón había parado de latir y no estabas respirando. ¿Qué te pasó?
- La verdad es que no me acuerdo de nada por más que lo intento no puedo. Lo único fue esos dos ojos de color azul creo que eran de un lobo.
- Es imposible los lobos ya no viven en esta ciudad, desde hace más de 75 años no habido ningún lobo por este área ¿estás segura que no estabas soñando? 
- Ahora mismo no sé qué pensar, lo único que sé es que quiero volver a casa. Mi madre debe de estar muy preocupada por mi.
- Tienes razón es mejor dejar esta búsqueda para otro día.

Estaba muy confusa con lo que acababa de suceder. Subí hacia mi habitación y cuando me mire en el espejo vi una marca en el lado de mi estómago algo similar a un mordisco,  salía sangre de esa herida pero no me dolía. Pensé que era mejor dejarlo y ver qué es lo que pasaría. Entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo. Al siguiente día al llegar a clases Carolina me preguntó si me encontraba bien y al enseñarle el mordisco que tenía en el estómago noté que mientras me levantaba la camiseta vi como el mordisco había desaparecido y no había ningún rastro, huella o marca de lo que había estado ahí. Carolina pensaba que estaba alucinando en ese momento pero yo sabía lo que había visto, me resultaba extraño que algo tan grande hubiera desaparecido así en la nada. Intenté no pensar en ello y concentrarme en mi vida y seguir adelante con ella pero no podía porque cada vez que intentaba olvidarme de lo sucedido los recuerdos de esa noche volvían hacia mi mente

Había pasado un mes desde esa noche y la verdad es que todavía me acordaba de ella como si hubiese ocurrido ayer, pero tenía que despejar mi mente para ese fin de semana. Muchos exámenes se acercaban para el final del trimestre, le pedí a Carolina que viniese a pasar el fin de semana en mi casa para estudiar. Había algo que le estaba ocultando a ella y al resto del mundo, pero porque sabía que ellos no me creerían ni tampoco quería darle mucha importancia. Mis sentidos del olfato, vista, oído habían mejorado, era mucho mas rápida y fuerte, podría ser que me lo estuviese imaginando pero podía oír conversaciones lejanas y sonidos como los de la sirena o un lápiz cayéndose al suelo mucho más alto que antes. Igualmente intente concentrarme en los estudios para este fin de semana y no iba dejar que nada me lo impidiese. Cuando llegó la noche salí sin darme cuenta a dar un paseo por el bosque, mi subconsciencia me llevaba hacia allí mi cuerpo no me respondía hacia mis deseos. Y cuando la luna llena llegó fue cuando me transformé en lo inesperado, en lo inimaginable, en lo que todo el mundo pensaba que era un mito y no existía, en lo que ningún otro ser humana podía, en lo sobrenatural, un lobo.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Redaccion castellano Ernesto de Julian i Garcia:.


REDACCION DE CASTELLANO:

     .EL IMAGINERO.

Amanecía en Kelbut, un pequeño pueblo al norte de Francia, Marco se levantó con indecisión hoy era su gran día , el más importante de toda su vida y él lo sabía. Bajó a la cocina donde su madre preparaba el desayuno.

-Buenos días- dijo su madre sirviendo el bol de leche.
-Buenos días- repondió él medio bostezando mientras se disponía a tomar su desayuno.

En ese instante bajó su padre con aire serio y a la vez pensativo.

-¿Estás listo?- preguntó este desde la puerta.
-Sí.

Ambos salieron de casa y empezaron a caminar en dirección a la casa del maestro de obras. Durante el camino no mediaron palabra. A los cinco minutos divisaron una morada, grande, con un amplio jardín lleno de plantas y con grandes y frondosos árboles. Su padre llamó a la puerta y enseguida salieron a recibirles.

-Pasad, el resto de los asistentes ya están dentro- afirmó un hombre mayor que parecía ser el criado.

Este les condujo hasta una gran habitación donde se encontraban todos los miembros de la logia. El maestre inició el discurso:

-Sed bienvenidos y con esto damos la reunión por empezada. El motivo de esta es claro: aceptar a Marco como nuevo miembro de la logia. ¿Todos de acuerdo?

El resto de los presentes asintieron.

Bien, dicho esto procederemos a la adjudicación de tu destino que será Venecia donde se está construyendo una nueva catedral y necesitamos que a la vez que ayudas en su construcción como imaginero, averigües ciertas cosas relacionadas con esta. ¿Serás capaz?

-Sí- afirmó Marco algo confuso.

-Bien pues ve a tu casa y recoge tus cosas, partirás mañana al alba y con esto doy por concluida la reunión.

En ese instante, Marco no comprendió hasta qué punto aquello afectaría a su vida y a su visión del mundo.
Marco recogió sus cosas y a la mañana siguiente emprendió el camino acompañado por dos miembros más de la logia. No llevaban mucho tiempo caminando cuando un grupo de asaltantes los sorprendieron. Eran hombres armados y entrenados en el arte de la guerra contra los que tres obreros poco podían hacer.

-!Quitadles sus pertenencias y apresadlos¡- exclamó el que parecía ser el cabecilla.

El resto de los asaltantes obedecierton. Una vez apresados, los asaltantes empezaron a caminar hacia el nordoeste en dirección al mar. Tras tres días de caminata parando sólo para dormir, llegaron a Vorges, un pequeño pueblo donde según había oido Marco se frequentaba el tráfico de esclavos. En Vorges, se dirigieron a una gran casa donde finalmente se detuvieron. El cabecilla, Lennie, Marco había logrado averiguar esto durante el trayecto, entró y tras unas horas salió con un hombre cuya sola presencia atemorizaba. Este les miró y afirmó:

-En dos horas partiréis como esclavos al sur de África, os embarcaréis en mi barco.

En ese instante el miedo se apoderó de Marco.

-Esclavo, a África.... es peor incluso que la muerte- pensó.

Transcurridas las dos horas, tres hombres vinieron a buscarlos y los subieron al barco donde los pusieron a remar. El barco avanzaba con lentitud debido a las corrientes, y un hombre golpeaba a los esclavos para que remaran mas rápidamente.
De repente, un hombre intentó sublevarse pero sin éxito, momento de incertidumbre que Marco aprovechó para arrojarse al mar y dejar que las gélidas aguas del Atlántico decidieran su destino.


Ernest de Julián i García 4ºA.

sábado, 18 de octubre de 2014

Redacción de Lengua castellana Afrika Navarro Calleja 4esoA:

-Gabriel una paloma mensajera a llegado del otro lado de la frontera.- mire hacia atrás para observar al que consideraba mi único amigo desde que llegé.- Tiene su nombre.
Me puse en pie y las grandes alas blancas con destellos azules que cargaba en mi espalda acariciaron el suelo en el camino hasta la puerta donde esperaba la carta. La tomé y me volví a sentar en el mullido suelo. Entonces no comprendi hasta que punto aquello afectaria a mi vida y mi vision del mundo.
-Gracias.-Me quedé solo en esa extraña estancia, que se había tenido que acostumbrar a llamar hogar.
Hacía tiempo que no sabía del mundo humano por culpa del nido de demonios, que creaba una barrera por la que se puede entrar, pero no salir,   "Las puertas del cielo" o así lo llaman.
-Tchs... Puertas del cielo... tan solo me separan de ti… ¿quién me mandaría morir tan joven?
A muy temprana edad me habían mandado a la guerra por mi habilidad con las espadas. Pero un simple humano no puede contra un ejército.
Abrió la carta sellada por el simbolo de la mujer, quién podría haber llegado a ser una buena esposa y madre de mis hijos. En ella la joven Evangeline rogaba al cielo que me devolviera a su regazo, para poder abrazarme, que aunque solo fuese un día se conformaría. Y esa plegaria decidí que sería la última, me vestí y cogí mi espada de interior negro y  hoja de diamante, una hoja tan afilada que podria cortar un demonio por la mitad con solo un leve giro de muñeca. Corrí hacia la puerta y salté al vacío cayendo en picado y justo antes de entrar al la barrera extendí las alas irradiando luz en mi frenada. Miré lo que iba a ser mi lucha.
-¡Gabriel! ¡no!- me gritó una voz acelerada y asustada, miré hacia atrás sabiendo quien era, mi único contacto con el exterior aqui.
-Lucian, voy a ir.
-Quédate, por favor, por mi, por seguir vivo, no te alejes de mi lado.- comenzó a llorar, estaba derrumbado ante mis pies, desde donde me situaba podía verle temblando con sus pequeñas alas encogidas..- No te vayas...- susurró entre sollozos.
-Yo... quiero vivir no sólo sobrevivir.- me arrodillé y le cogí la cara para poder verle una vez más.
-No lo hagas...Dicen que: "antes de ir a la guerra debes saber porque peleas" ¿Realmente te merece la pena?- el podría tener también un aspecto joven pero solía hablar como un hombre ya experimentado.
-No ves que ella es lo único que tengo.
- No vas a volver, no te dejaran, y aunque lo hagan no duraras mas de un dia en el mundo humano, desaparecerás, Gabriel.- Sus ojos brillaban empapados por las lágrimas, apretó la mano que habia posicionado en su cara y negó, sus pupilas se habían encogido y el color dorado de sus ojos pedían compasión.
-Lucian, me da igual no poder volver a entrar, si el amor es una batalla entonces debo morir.
-Entonces voy contigo, me desharé de mi fé con tal de protegerte , si amor es lo que necesitas, tu soldado seré .- se levantó y vi arrodillado en el suelo su mano refulgir rodeada de diminutos rayos a juego con sus ojos.
-Gracias, nunca entendere porque haces tanto por mi.
- Потому что я люблю тебя
- No entiendo nada.
- Ni falta que hace.-Tome aire y me coloque a su lado.-¿Preparado?.-Necesite un momento para ver y escuchar a todos esos demonios agonizando dentro de aquel aura negra que detenía gran parte de la luz antes de responderle.
-Si.-levante la espada posicionándose detrás de mi antebrazo, siempre he tenido un forma peculiar de coger las espadas.
Me volvi a lanzar en picado pero esta vez al interior de ese monstruo negro que me separaba de la libertad, el olor a ceniza y a ollín me inundó los pulmones haciendo que quisiera vomitar, nuestros primeros enemigos llegaron desde abajo una banda de aves negras con picos infectados de dientes, blandi la espada hacia ello y fui a atravesarlos. Una de las dos filas fue atravesada y desintegrada por mi espada, las otras dos restantes las las destruyó con un simple relámpago, al  parecer a los demonios no les sienta muy bien la luz y siendo así las cosas él será un imprescindible aliado.
-Sigamos adelante, con deshacerse de los demonios del camino es suficiente, si nos desviamos tardaremos meses.- tan solo asentí y seguí andando en la delantera.
"No vas a morir por mi culpa Lucian...Te voy a proteger" camine con más precisión en ese viscoso suelo negro con destellos rojos, después de varias horas volvimos a tener compañia Lucian habia vuelto a serme de gran ayuda, así seguimos durantes días o eso creo que fueron, aquí ni sale ni se pone el sol, llegamos a la salida se veía ya una puerta por la que todos de pasamos antes de llegar al cielo aunque en sentido inverso es bastante más doloroso y complicado.
-Buena Medianoche señores.- Un tipo bastante apuesto con traje negro y corbata roja apareció patinado hacia atrás sobre sus zapatos por el viscoso y pegajoso suelo como si nada. Estábamos todos dentro del halo de luz que emitía la puerta."nunca habría imaginado que habría más ángeles aquí".- Que iluso no soy un angel.- dio un latigazo al aire con una cola terminada en flecha que habia escondido detrás de su espalda, la cogió y se la acercó a la boca antes de guiñarle el ojo a Lucian.-¿No ves que soy un demonio?- Sonrió y dejo ver todos sus dientes afilados como cuchillas.- dientes afilados, cola terminada en punta, ojos con el color de la sangre y pelo tan negro como hollín que habeis estado tragando estos días.-Parecía reírse de nosotros.- Sabéis para que estoy aquí, ¿no?- se acercó a mi oreja y empezó a susurrar.- unos pasan, otros no, tú pasas...- note su aliento aun mas cerca, me quede helado, entonces mordió fuerte y note como unas lineas de fuego me recorrían el cuerpo, la oreja me quemaba, fui a tocarla instintivamente, ese trozo infectado se desintegró. Luego miró a Lucian preso del pánico- ¡Tu no!- estiro su mano y un cuchillo apareció entre unas sombras negras que fueron desapareciendo en cuestión de segundos.- ¿Preparado? 3,2,1... Ya.- salto hacia mi único amigo mientras que el preparaba una carga de rayos en su mano,se  la lanzó al estomago del demonio pero el la sorteo y con las mismas le clavó el cuchillo por la espalda atravesandole el corazón, dio una vuelta en el aire impulsandose con ayuda del mango clavado y cayó grácilmente sobre el suelo, se sacudió el traje y me miró.- una lastima lo de tu amigo era muy guapo, te quería, demasiado incluso, preo ya sabes vive joven muere joven. Yo de ti iria a por esa amada tuya que te espera entre los humanos antes de que el veneno te desintegre por completo.- Estaba paralizado no sabía si llorar y abrazarme a Lucian o correr y ver a la persona por quien hice este camino.-¡Corre!- me dijo con voz fantasmagorica y abriendo mucho los ojos. Le hice caso y sali por la puerta.
-Menudo idiota en cuanto le toque el sol mundano se desintegrara...

miércoles, 15 de octubre de 2014

Redacción
Cuando los rayos de sol inundaron mi habitación, me levanté y fui a desayunar. Todo era tan depresivo, mañana volvía a empezar el colegio, volvía a empezar la rutina. Volvería a ver a mis amigos pero todo ( ¿el qué había pasado rápido) había pasado tan rápido.
Para aprovechar el día llamé a mi mejor amiga. Este verano se había sacado el carnet de moto y de ese modo podíamos ir donde quisiéramos. Decidimos ir hasta Barcelona y comer allí.
Estábamos en medio de la Diagonal y el semáforo se iba a poner en rojo de un momento a otro así que Natalia aceleró para poder cruzar. Me giré y vi un coche que se nos acercaba cada vez más y todo lo que recuerdo después es el sonido de las sirenas acercándose cada vez más.
De repente me desperté en una habitación blanca con mis brazos llenos de tubos y ¿venas?. Lo primero que pregunté fue: ¿Dónde está Natalia? Mi padre se acercó y me explicó lo que había ocurrido. Me dijo que Natalia estaba en la UCI y que los médicos estaban haciendo todo lo que podían. A partir de ese momento no escuché nada de lo que me estaba explicando.
No lo entendía. Todo había pasado tan rápido. No quería que todo esto fuera a más.
Vi como se acercaba mi doctor poco a poco hacia y mis padres.
Podía ver en la expresión de su cara cuál era la verdadera respuesta a mi pregunta. Mi corazón empezó a acelerarse y de repente no sé cómo me encontraba en mi habitación llena de sudor. ¿Qué acababa de ocurrir? En ese momento me di cuenta de que todo había sido una pesadilla, no había sido real.
Para asegurarme llamé a Natalia y cuando oí su voz sentí un gran alivio pero entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo ¿una pesadilla afecta a tu visión del mundo?

martes, 14 de octubre de 2014

Ríe cuando Puedas y llora cuando lo necesites

Ríe cuando Puedas y llora cuando lo necesites 

Nunca me enseñaron lo que era ser feliz. Cuando era pequeño mis padres me obligaban a estudiar horas y horas para sacar dieces con la promesa de tener un futuro prometedor, "Para ser un ganador", "tendrás una bella casa con una elegante mujer y un perro valiente" me decían. Bueno, no era esa exactamente mi visión de felicidad, pero me convenía. Un poco más mayorcito me enseñaron a cómo actuar en la pieza de la vida, pero no apenas mostrando sólo un personaje sino varios. Cómo actuar delante de ciertas personas, mentir para no hacerlas daño, fingir cuando sabía perfectamente que me mentían, e incluso a manipularlas. Hacer que cambiasen de opinión apenas con mis palabras, hacer con que el mundo girase entorno a mí. Pero hasta entonces no comprendía hasta qué punto aquello me afectaría a mí y a mi forma de ver la vida.

Gracias a mis notas y capacidad de persuasión, entré a la mejor universidad de Europa, Abrí mi propia empresa con apenas 20 años, a los 22, ya tenía mi primer millón, pero por algún motivo me sentía vacío. Sentía como si las paredes se echasen encima de mí. Perdí a mi  mujer que creía que me amaba pero apenas quería mi dinero. Me sentía sucio al pensar en todas las personas a las que atropellé  para estar donde estaba, que era apenas un cobarde disfrazado de valiente , siempre pendiente de lo que decía la gente. Entonces realmente me di cuenta de en lo que me había convertido todo aquel poder y dinero que tenia. No me sera para nada porque no era realmente feliz. Entonces me hice una promesa, no me dedicaría más al dinero  sino a ser feliz, a vivir la vida, a hacer todo aquello que siempre soñé en hacer pero que no lo hice por miedo de lo que pensaría la gente. Me dedicaría iría a dedicarme a hacer feliz a la gente, al final de todo, sacar una sonrisa a un niño significó más que ganar millones, tal vez el secreto de ser realmente feliz fuera : Reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites
Ricardo Lora 4º B
UNA ANECDOTA PARA RECORDAR

Supongo que cada persona está destinada a que le pasen distintas cosas, las cuales luego le enseñen o le sirvan como lección. Otras simplemente se recuerdan como anécdotas, o se dejan caer en el olvido. Lo que sé es que lo que fue destinado a pasarme a mí, sinceramente, no podría clasificarlo ni como anécdota ni lección.
Era un día cualquiera, yo me puse de camino al supermercado. Día soleado con alguna que otra nube. Iba vestida con mi ropa más habitual e iba oyendo música con los cascos, intentando que ese día tan normal tuviese un poco de alegría de más. Por arte de magia, y sin yo pedirlo, así fue.
Pasaba tranquilamente por un pequeño callejón que daba salida a la calle principal, cuando un pobre vagabundo al que no se le veía ni la cara ni el cuerpo, tumbado en el suelo, me grito que le ayudase. Me asuste bastante. Yo seguí el consejo de mi madre, el costante “no hables con desconocidos..”, y procure seguirlo como nunca antes lo había hecho (falta de ortografía grave).
El hombre que más bien sonaba como mujer, al pasar por su lado, me agarró del tobillo intetando evitar que siguiera andando y permaneciera alli con ella (¿ahora es una mujer? Tendrías que haberlo señalado antes porque decir "sonaba" no es suficiente).
Obviamente me paré. Pensé que algo malo iba a pasar. La vagabunda por la que estaba allí parada, uso la otra mano para quitarse la manta que llevaba cubriéndose todo el cuerpo. La otra mano seguía en mi tobillo.
Al bajar la vista al suelo la vi. Vi a una pobre joven en bikini. Un segundo después acabó con todo al cuerpo al descubierto, y pude ver que tenia una especie de aleta de pez, mas bien de sirena.
No podía ser ¿estaba realmente en frente de una sirena?¿o era una broma con cámara oculta?
Antes de poder reaccionar y poder decir algo, esa pregunta paso por mi mente un millón de veces.
No podía ser verdad, y como eso era el único pensamiento que mi cabeza tenia en mente. Sin nada mejor que decir le pregunte si se trataba de una estúpida broma o algo por el estilo. Respondió inmediatamente que no, que no se había puesto esa cola por gusto, que era una sirena.
Pasó un momento incomodo de silencio y pánico. Ella me contó su historia por la cual estaba en la calle tirada, y me pidió ayuda para que le ayudase a volver a donde ella pertenecía. Sin pensármelo, respondí que no, aunque me apeteciera hacerlo. No tenia valor suficiente.
Está claro que acabó convenciéndome, era una sirena.
Yo no era una chica muy fuerte, pero pude cogerla falta grave) en brazos y pusimos rumbo a donde ordenó.
Una alcantarilla.
No podía creerme que fuera a bajar por allí hasta llegar a una cloaca, pero bajé, y con una sirena en brazos.
Teníamos que llegar al final de una especie de pasillo en el que ya llevábamos unos minutos andando. Podía ver el final. En el finalAllí se encontraba una puerta llena de candados, que pensaba que era imposible de abrir, y no tardamos mucho en llegar hasta ella.
En cuanto nos encontamos justo delante de la puerta más grande que jamás había visto, la sirena, la cual no pude saber su de quien no averigüé el nombre, abrió los candados con sus uñas.
Se quedó mirando la puerta unos segundos antes de abrirla, pensativa. Cuando se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo pensando en algo que nunca sabré, se giró hacia mí y me dio las gracias.
Abrió la puerta y vi lo que nunca jamás volvería a ver. Era un enorme mar, parecido a un aquarium, situado debajo del suelo por el que caminamos por la ciudad. Un mar infinito. Se tiró, y me hizo un gesto de despedida. Nunca mas volvería a ver a esa sirena. Y así fue. Nunca más supe de ella.
Yo, que era la típica persona no creyente de la fantasía, esto me cambio por completo. Entoces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo. Porque lo que cres que es imposible que exista, no significa que no pueda existir.


 Julene Sanchez Ibarrola 4.A

Los dias contados

Uno de los tesoros mas grandes del mundo es el tiempo .......

Pasan los segundos , los minutos , las horas y los años  cuando disfrutamos más es porque  estamos distraidos , entretenidos con aquel presente que nos hace olvidar lo rapido que pasa el tiempo , en cambio cuando se está sin hacer nada, los minutos se hacen horas y las semanas del mes se hacen eternas . La vida, en especial tu infancia y juventud pasa y se va en un abrir y cerrar de ojos.Nosotros como seres humanos somos muy cobardes en el sentido de que vivimos aterrados con el día en que la muerte nos llegue .Vivimos preocupados por lo  que viene , por lo que pasará, por el futuro sin valorar y disfrutar el presente , ya que vida solo hay una, todo se tiene que disfrutar al máximo como si fuese tu último día de vida .El día que más valoré mi vida y me preguntaba una y otra vez si habia sido feliz, si habia vivido como era debido, si me quedaban muchas experiencias , sensaciones o aventuras por descubrir . 58minutos y 30 segundos es el tiempo que me quedaba por vivir , el poco tiempo de vida , me moria de rabia e ira ya que se me iban ocurriendo cosas que me hubiesen encantado hacer , la lista era interminable , solo podia arrepentirme por no haber podido realizar todos mis suenos e ilusiones , Me dolía profundamente en el corazon no haber aprovechado aquellos días en el instituto Cañada Blanch. En aquellos  días, ir a estudiar era algo que me costaba muchisimo , levantarme tan temprano , muchas clases y asignaturas me hacían dormir , muchos profesores regañándome y dando me consejos para que mejorase como individuo .Con 16 años pensaba que yo era consciente de todo aquello que me rodeaba , que nadie sabía más que yo por eso no hacia caso de aquellos sabios consejos que me daban. Ahora he podido entender que ellos me hablaban con la voz de la experincia , por eso  dicen "más sabe el diablo por viejo que por diablo". Llegó un momento en el que empecé a llorar sin poder parar, luego me empecé a reir con muchas fuerzas y ganas, pensando en que mis ultimos momentos e instantes de vida,  tenía que recordar todos aquellos momentos en los que me habia  reido , había sido feliz y había logrado aquello con lo que tanto habia soñado .Lo que más me llenó de satisfacción y alegria fue recordar aquel día que fui al casting , estaba tan nerviosa , no podia ni hablar al entrar al teatro .A los dos días recibi una llamada en la cual me pedian que formase parte de una película nueva que iria a tener muchísimo éxito .Aquel día mi carrera como actriz habia comenzado, mis peliculas se estrenaban por todo el mundo , yo hacía todo tipo de papeles , también viajaba y conocia nuevas culturas y experiencias .El mundo del teatro era muy duro , había muchas malas influencias  no era todo de color de rosas como alguna vez de niña habia pensado .Me sentía desgastada , cansada pero muy muy feliz y tenia pensado seguir actuando hasta los 100 años .Me desvivia por aquel trabajo , me leía los diálogos día y noche sin importarme el hecho de que no había comido ni dormido durante días . Entonces no comprendí hasta qué punto aquello afectaría a mi vida y mi visión del mundo . Mi mayor alegría , satisfaccion y sueño es lo que lentamente me habia llevado a la muerte , a la soledad y al abandono de todos mis seres queridos .Por fin habia comprendido que mi trabajo habia afectado a mi vida ya que yo veía el mundo desde una perspectiva egoista .Solo pensaba en ganar muchísimos millones , comprarme yates y vivir la vida como una reina sin importarme ni visitar a mi familia  o a los pocos amigos que me quedaban . La vida está llena de sorpresas y de ironías , con lo que más habia deseado fue lo que me llevo a la muerte , trabajaba dia y noche sin comer , me moría de agotamiento y anorexia, sí, es muy triste, pero el dinero y la fama no es son nada , no compran el amor , la compañía de tus padres,  de tus amigos . Aquí desde arriba admiro a aquellos que le dan poca importancia al dinero y más al afecto .

                                                        FIN
Salima Benslika Ruiz

EL MISTERIOSO MALETÍN:

Yo tenía 6 años cuando nos mudamos por primera vez por culpa del trabajo de mi padre. Por aquel entonces vivíamos, si no recuerdo mal en Madrid, y nos mudamos a Londres. Recuerdo la mañana antes de irnos cuando mi madre me vino a buscar a casa de una amiga, ya que me quedé había quedado a dormir la noche anterior para despedirme de ella. Al llegar a casa la encontré vacía, nuestra casa nunca fue muy acogedora, todo hay que decirlo, pero en aquel momento lo era aún menos ya sé que en una mudanza es algo normal que esté vacía y por eso mi casa parecía un sitio normal, normal y solitario. Decidí ir a la cocina y entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo ya que vi una especie de maletín con diferentes pistolas, obras de arte ¿? etc, mi padre, al verme allí se se sobresaltó y me gritó pidiéndome la razón por la que llegamos habíamos llegado a casa tan pronto y yo le expliqué que no tuvimos que ir a buscar a mi hermano mayor al entrenamiento por lo que llegamos habíamos llegado antes de lo previsto. Aún enfadado dijo que no pasaba nada pero que deberíamos haberle avisado. Aquella noche mis padres discutieron y yo decidí que debía contarle a mi hermano lo que había visto, así que fui a su cuarto a contárselo y él me respondió que tenía alucinaciones.
Después de eso vivimos en diferentes países durante cortos periodos de tiempo y cómo olvidar el último de todos: Italia. Hasta ese momento había olvidado totalmente aquel misterioso maletín que vi había visto pero aquella noche, de nuevo la anterior a irnos, mi hermano entró rápidamente en mi habitación y parecía bastante asustado y, antes de que yo pudiese decir nada él me explicó qué había ocurrido. Yo al principió no entendí qué tenía de importante que hubiese visto un maletín en la cocina hasta que poco a poco fui recordando ese día hace hacía casi 10 años. Desde ese momento mi hermano y yo especulamos sobre a qué podría dedicarse nuestro padre. La teoría que predominaba sobre todas las demás era que era un agente de la CIA o algo así pero cuando le preguntábamos en qué trabajaba él se reía y decía la primera cosa que se le pasase por la cabeza, pero al cabo  de los años empezabaó a enfadarle que le preguntásemos tanto así que simplemente nos respondía que era fontanero y por eso tenía el maletín... Desde ese momento mi hermano y yo intentamos volver a ver el misterioso maletín pero la conseguirlo no se entiende yo decidí creer la teoría de  mi padre porque a fin de cuentas él es mi padre así que ¿por qué iba precisamente él a mentirme?
Mi hermano en cambio no le creía y decía que nuestro padre nos mentía, esto complicó mucho la relación entre ambos y después de una larga charla que mi hermano y mi padre mantuvieron al cumplir mi hermano los 21, mi hermano se marchó y no volvimos a verle más.
Poco después nos mudamos a Irlanda, que es donde vivimos ahora. En este momento me arrepiento de no haber creído a mi hermano y en casos extremos deseo haberme ido con él. Al mudarnos a Irlanda conocí a un chico muy agradable del que me acabé enamorando y como la mayoría de las cosas que pasan en esta historia fue un tremendo error... A mi padre nunca le gustó mi amigo, no comprendía muy bien por-qué pero siempre supuse que era porque yo era su niña y quería protegerme pero ojalá hubiese sabido la verdad sobre por-qué le odiaba tanto...
Al cumplir los 19 mi padre me creyó lo suficientemente mayor como para saber la verdad sobre a qué se dedicaba. Él ya se lo había contado a mi hermano y descubrí que él no se había ido para alejarse sino para ayudar a mi padre a completar sus trabajo. Y en ese momento comprendí quien era aquel chico del que yo estaba enamorada y por-qué mi padre le odiaba tanto, resultaba que él era el nieto de el hombre que había metido a mi familia en todo aquello, ya que mi abuelo se arruinó por culpa suya y ahora mi familia tiene que hacerle el trabajo sucio a la suya para poder saldar nuestra deuda y la única razón por la que aquel chico salia conmigo era para poder informar a su padre de cuándo estaba yo lista para realizar el golpe más grande de la historia que libraría a mi familia de todos sus problemas.
Así que ahora me dispongo a saltar de un avión en marcha sobre el British Museum para robar las joyas de la corona pues te vas a arriesgar inútilmente porque las Joyas de la corona no están en el Museo Británico y desaparecer durante un tiempo.
LUCÍA MARTÍNEZ GARRIDO 4ESO A

Diez años de felicidad inapreciada

Pensaba que yo era la chica que todos amaban, respetaban y querían. Me llamo Mollie Davis y tenía solamente 10 años cuando mi mundo cambió completamente.

Yo era la hija única de unos señores muy ricos. Quizás uno de los más ricos de EE.UU. Vivíamos en una casa inmensa de tres pisos, un jardín llena de rosas, violetas, jazmines, azucenas, de copihues (solia llamarlas "flores entristecidas" debido a la forma que tenían) y de hibiscos, mis flores preferidas. La cocina, el salón y cualquier otra habitación donde los invitados podían acceder se encontraba en el primer piso. La habitación de mis padres y sus oficinas se situaban en el segundo piso y finalmente, en la tercera planta se hallaba mi habitación y una habitación aparte donde guardaban mi ropa, en otras palabras, mi ropero. Me despertaba y me dormía con mis muñecas, mis ponis y mis peluches, y rodeada por retratos míos que habíamos sacado en un estudio el día antes de mi cumpleaños. Ahí me encontraba cada mañana, jugando con estos hasta la hora que Mariluz, la criada que me llevaba hasta el comedor, tocara la puerta. En la mesa del comedor se sentaban mis padres con el periódico matutino, y me hincharían llenaban los mofletes de besos. Me servían cereales, frutas, chocolate caliente, pancakes, churros, y todo lo que quería, mientras los diez criados solían quedarse en un lado del comedor, preparados para obedecer cualquier orden.

Tras desayunar, Mariluz me llevaba a cambiarme, y después, al cole. Mis padres me conducían llevaban cuando podían, pero en otros casos, el chófer me llevabase encargaba. La gente me conocía y me saludaba desde la ventana mientras me llevaban a la escuela, pero no les saludaba, salvo si eran mis amigas o si eran los amables amigos y amigas de mis padres.

Cada tarde, al llegar a casa, siempre me encontraría con algunas de mis madrinas o compañeros de mis padres. Siempre se quedarían hasta las seis para charlar y para cotillear, y me llevaban un regalito con una sonrisa acogedora, lo cual pensé que sería muy agradable y encantador de su parte. Las visitas y los regalos continuaron todos los días, hasta que se convirtió en un hábito que apreciaba menos y menos pero que recibía con alegría. Desde entonces pensé que todas las personas eran muy simpáticas e inclusó creí que eran incapaces de hacer cualquier cosa que perjudicase al otro, y lo deducía por las sonrisas que me daban y por los regalos. Así vivía yo la vida hasta los diez años. Era una chica vulnerable e inocente.

Un día, de camino al colegio, cuando mi madre se paró en el semáforo que había cerca de casa, me asomé a la ventana no porque me estuvieran saludando otra vez, sino porque reconocía la espalda de una señora familiar. Anduvo llorando con un crío de aproximadamente dos años. Aquella persona jadeaba y de vez en cuando se giraba, como si estuviera huyendo de algo o alguien. Mi madre aceleró cuando el semáforo indicó verde, y me permitió verle la cara. Era Mariluz, y al verme comenzó a mover los labios, como si estuviera diciéndome algo. Al principio no capté lo que quería decirme dado que las ventanas estaban cerradas e impedían que cualquier sonido lo penetrase se oyese, pero tras quedarme embobada durante dos o tres segundos, me di cuenta de que sus labios decían “¡AYUDA!”. Yo la ignoré y me volví a sentar mirando hacia delante, y pretendí no saber nada sobre lo que acababa de ver.

Al día siguiente me desperté y jugué con los juguetes hasta que Mariluz tocara la puerta, pero en ningún momento apareció. Bajé al comedor por mi cuenta encontrándome con el desayuno en la mesa y el periódico sin mis padres.

El chófer me llevó a la escuela, y mientras pasábamos por el semáforo donde vi a Mariluz por última vez me acordé de ella y del niño o niña que tenía en sus brazos.

Aquella tarde llegué a casa sin ver a mis padres. Me cabreé enfadé/molesté porque pensé que ni se molestaron en verme por la mañana, llevarme al cole o por lo menos recibirme cuando llegase a casa. Pero aquel enfado de repente de transformó en el miedo cuando escuché una pistola disparar cerca. En aquel momento supe que no se trataba de la pistola que se había comprado el vecino la semana pasada para cazar zorros sino en de una pistola que percibí que estaba cerca, debido al gran sonido estruendo que causó tras ser disparada. Intenté seguir el ruido que provocó, y a medida que me acercaba, podía distinguir una risa maligna y unas voces de personas llorando. Asomé el ojo derecho en el agujero de la llave y vi a un señor que conocía. Quizás era uno de los amigos de mis padres que solía visitarnos, pero esto era lo que me importaba menos. Encontré a mis padres arrodillados ante él, y cuando el señor elevó el brazo para arremangarse, mis pupilas se estrecharon tras ver la pistola que sujetaba en una mano. Sin pensar que me podía dañar, abrí la puerta, y sentía el corazón latir fuerte y rápido. Pensé que se me podría escapar del pecho en cualquier instante. El hombre se dió una vuelta de 90º lentamente y me miró con una mirada que intentaba decirme de que estaba en un gran peligro. Miré a mis padres. A mi madre se le escapó una lágrima y mi padre me miró pero se volvió a fijar en aquel hombre, desesperado. Por la manera que le miraba se podía notar la furia, el gran peso en el pecho que guardaba de la rabia, y las ganas que tenía de levantarse para empujarle, pegarle, o de hacer cualquier cosa para apartarle de mí. El hombre levantó el brazo izquierdo y me apuntó con la pistola. Mi madre pegó un grito e inmediatamente, aquel ser diabólico se volvió a girar hacia mis padres y les dió un tiro a cada uno. Mi padres me miraron y la sangre empezó a derramar brotar/salir  de sus labios. Desde  Entonces no comprendí hasta qué punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.


Tras el incidente, el asesinato fue la noticia principal de todos los periódicos. Mis amigas no me visitaron, y mis madrinas ya no solían verme cada tarde como siempre, y la gente ya no me saludaba desde la ventana. Desde entonces la realidad me abofeteó en la cara. Las personas no fueron como yo pensaba que eran. Eran todo lo contrario. Y solo se acercaban si tenías algo que a ellos les interesaba. Pero también aprendí a apreciar más las pequeñas cosas. Porque aquellos simples elementos podían ser capaces de hacerte la persona más feliz. Hay un dicho que dice “no sabes lo que realmente tienes hasta que lo pierdes”, y aquí estoy ahora, ingresada en un manicomio escribiendo esta pequeña historia.
Redacción lengua

-¡Mamá! ¿Puedo ir a la fiesta de Daniel con mis amigas?

Estaba convencida de que me iba a decir que sí. Después de todo, no había salido en un mes. Por eso me quedé estupefacta y desconcertada al escuchar su respuesta.

Pero me di cuenta que no era ningún castigo ni nada por el estilo. Al parecer, tenía que quedarme en casa para cuidar de mi prima pequeña. Mi madre me pidió disculpas, pero aun así me enfadé con ella y me quitó el móvil y el ordenador.

Mi prima es un encanto, tengo que reconocerlo. Pero es muy aburrido ver como ella se divierte viendo dibujos animados. Eso es lo único que hizo durante toda la tarde.

Más tarde, alguien llamó a la puerta. No me asusté pero me sorprendió, ya que era casi imposible que mis tíos hubiesen vuelto tan temprano. Por otra parte me alegré, ya que al fin algo interesante pasaba esa tarde. Al abrir la puerta me desilusioné un poco. Eran mis amigas que venían a consolarme. Solo se quedaron un rato. Me pareció muy injusto que ellas se lo estuviesen pasando muy bien y me excluyesen. Ya les había dicho que no tenía ganas de hacer nada con ellas y que lo único que quería era ir a la fiesta. Después de repertirselo varias veces, se enfadaron, cogieron sus cosas y se fueron.

Por fin llego la noche. Mi prima se fue a dormir y yo me quedé viendo un documental en la tele. Ver documentales era algo muy inusual en mí, pero ya se había estropeado mi día, asi que no me importó prestar atención. Entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.

Un simple documental, aunque no tan siemple si lo pienso bien ya que me cambió la vida, que trataba de la vida en ciertos países de Africa Subsahariana hizo que mis pensamientos dieran vueltas y vueltas.

Creí ser muy desafortunada, y me di cuenta que lo tenía todo y más.

"La muerte puede ser el comienzo de algo, no solo su fin."

La muerte puede ser

Hace siete años Izaya Orihara fue declarado muerto.
Siendo nosotros enemigos, tendría que estar feliz, pero no lo estoy. Estoy tan...tan triste...
Verlo muerto fue como si una bala me hubiese atravesado el pecho, dejando una cicatriz que nunca desaparecerá.
Os estaréis preguntando por qué estoy triste. Tengo que confesaros una cosa:
la verdad es que yo estoy completamente enamorada de Izaya. Lo he estado por mucho tiempo, aunque admitirlo es un poco molesto.
Simplemente nunca he tenido el coraje de decirle lo que sentía por él. Y ahora ya no podré decírselo...
Es demasiado fuerte el dolor que se siente al no poder decir a la persona que amas lo que sientes por ella mientras la muerte se la lleva a otro mundo.
En este momento estoy sentada al lado de su tumba, y quisiera preguntarle por qué se mató. En siete años no he conseguido entenderlo y por eso no os lo puedo explicar, pero si os puedo contar cómo se murió.

Unos cuantos días antes de la muerte de Izaya, me di cuenta de que la ciudad no era tan ruidosa como siempre.
Hacía tiempo que no había visto a Izaya, y eso me preocupó un poco, pero no le di mucha importancia.
Solamente después entendí que habría tenido que preocuparme...
Durante una noche lluviosa en Ikebokuro, estaba volviendo a casa con mi paraguas naranja con lunares violetas.
Como diluviaba, quería llegar lo antes posible. Tomé entonces un atajo por el parque.
De repente vi a Izaya sentado en un banco, con la cabeza bajada, sin importarle mojarse.
Mientras me acercaba oí que estaba llorando silenciosamente.
Me chocó ver cicatrices y cortes recientes en sus muñecas . Le toqué el hombro y le dije
-Ey, deberías ponerte a cubierto-
Izaya me miró con unos ojos desesperados y sus manos se agarraron a mi camiseta, mientras me miraba directamente a los ojos:
- S...shizuko, por favor, mátame- me pidió.
Estas palabras me se sorprendieron como si tuvieran la capacidad de paralizarme totalmente.
-Nadie me ama, por lo tanto no sé por qué debería continuar viviendo...- susurró.
Inmediatamente después Izaya se desmayó en mis brazos.
Lo llevé hasta su apartamento en Ikebokuro.
Le cambié la ropa y lo metí en la cama.
Después de haber sabido lo que Izaya tenía intención de hacer, esa noche decidi que tenía que decirle que lo amaba antes de que se suicidase.
Unos días más tarde compré unas rosas rojas para declararme; el rojo le quedaba bien.
Me encaminé hacia su apartamento, llamé a la puerta y al timbre varias veces pero nadie me contestó.
Cogí las llaves de reserva que estaban debajo de la alfombrilla y abrí la puerta.
Entré y miré alrededor pero no vi a Izaya por ninguna parte.
Busqué por todas partes, llamándolo. Miré en la cocina y en todas las habitaciones. Miré entonces en su cuarto, que era la única habitación que no había controlado. Cuando intenté abrirla me di cuenta de que estaba cerrada. Llamé a la puerta y grité su nombre.
Izaya hizo un ruido que nunca olvidaré.
-Shizok...- oí. Parecía que se estuviese ahogando. Me asusté y abrí la puerta de una patada.
Cuando entré me quedé helada.
Vi a Izaya colgando del techo con una cuerda en torno a su cuello. Sus ojos estaban cerrados y sus hombros parecían sin vida. Corté rápidamente la cuerda y se la quité.
-¿Por qué?¿Por qué lo hiciste? Por favor dime que es solo una pesadilla. ¿Cómo te digo lo que siento por ti ahora que estas muerto?- grité como si en ello me se fuera la vida.
Entonces, no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.
El funeral de Izaya fue cuatros días después. No había muchas personas, solo yo, sus hermanas y sus amigos, en total nueve.
Cuando lo enterraron puse las rosas rojas, que había comprado para declarar mi amor en su tumba.
-¿Por qué te has suicidado? Quería decirte que te amaba y aún te amo. Pero ahora estas muerto y no me puedes oír- dije mientras las lagrimas me surcaban la cara.
De repente noté a alguien cogiendome la mano. Era Izaya. Pero yo sabía que era su fantasma, porque sus manos eran frías como el hielo.
-Shizuko, te he oído. Me ha hecho feliz saber que alguien me amaba. Siento como si pudiera descansar en paz. Pero aún falta una pequeña cosa. ¿puedes hacer algo por mí?- dijo.
Asentí -Cualquier cosa por ti- dije.
-Besame-.
Asentí otra vez y lo besé. Mientras lo besaba sentí las lagrimas que me caían, esta vez por la felicidad.
Cuando me separé de el dije – Te amo Izaya-.
Izaya empezó a desaparecer, y justo antes que se fuese dijo
-Yo también te amo Shizuko. Nos volveremos a encontrar. Te esperaré.-

Sonreí al oír esas palabras.