LA TRISTE REALIDAD DE ANA
Hoy me
han dicho que ya puedo ir a casa. ElUn hombre y la una mujer me vienen a buscar. Se
me hace extraño ir a un lugar nuevo. Ahora que ya me sabía el nombre de todos.
Me han quitado las vendas y me he mirado de nuevo al espejo. La enfermera dice
que soy una chica muy bonita, tengo los ojos de color castaño, la nariz
estrecha y la cabeza rapada. La imagen que hay en el espejo es de una
desconocida. He pensado que quizás me hayan mentido, que mi nombre no es Ana y
que esta mujer y este hombre no son mis padres. Pero si no soy Ana, ¿quién soy
entonces?
Pasados
unos días, me fui dando cuenta de que necesitaba respuestas a muchas preguntas. ¿Quién
soy? ¿Qué me paso? ¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son ellos?
Por
suerte, tuve la oportunidad de saber más o menos las respuestas de a esas
preguntas. Me lo explicaron aquel hombre y la mujer, que ellos se llaman Juan y
María. Una de las cosas que me respondieron fue que ellos no son mis padres,
solo son dos jóvenes que me han acogido. También me han explicado que mis
verdaderos padres, están en prisión. No me quisieron dar más información, ni
tan solo mi verdadero apellido, solo me han afirmado dijeron que me llamo Ana y me
recomendaron no saber nada más de mi familia, ni mi pasado. Intenté no
preocuparme por mi pasado ya que son hechos pasados y muertos, pero no pude
contenerme las ganas de saberlo, y decidí recurrir a mi enfermera que ella me
ayudo a descifrar mis incógnitas.
El caso
es el siguiente: mis padres, si se les puede llamar así, me tuvieron solo por equivocación,
intentaron abortar pero la ley en aquellos tiempos no lo permitía. En
conclusión, el nuevo ser que nacía, es decir, yo, no me querían era deseado ni querido. Ya nacida con
unos cuantos meses, mi madre se volvió adicta a las drogas, y mi padre también decidió
seguir el mismo camino y yo por aquel entonces solo era un bebe de pocos meses.
Además, decidieron librarse de mí, para estar más tranquilos y sin
responsabilidad alguna. La única forma que se les ocurrió fue matarme. De
hecho lo intentaron, pero el plan no les salió como ellos lo planeaban. Yo me
quedé en coma y no desperté hasta los 13 años (demasiado tiempo) y ellos fueron pillados detenidos por la
policía y encarcelados por intento de asesinato.
Entonces
comprendí hasta qué punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.
Pero
con el tiempo se reflexiona y te vas quedando con las experiencias más bonitas.
Ahora me encuentro mejor, tengo una familia de verdad, que sí me quiere, que me
cuida y se preocupan por mí.
Puede
que no pueda presumir de haber tenido una bonita y feliz infancia pero sí puedo
presumir y estar orgullosa de haber encontrado a una familia, en otras
palabras, la felicidad.
Lo mejor de la redacción son los dos primeros párrafos. A partir de ahí el interés decrece porque no se mantiene el mismo tono. Mira las faltas de ortografía que te he corregido.
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