martes, 14 de octubre de 2014

"La muerte puede ser el comienzo de algo, no solo su fin."

La muerte puede ser

Hace siete años Izaya Orihara fue declarado muerto.
Siendo nosotros enemigos, tendría que estar feliz, pero no lo estoy. Estoy tan...tan triste...
Verlo muerto fue como si una bala me hubiese atravesado el pecho, dejando una cicatriz que nunca desaparecerá.
Os estaréis preguntando por qué estoy triste. Tengo que confesaros una cosa:
la verdad es que yo estoy completamente enamorada de Izaya. Lo he estado por mucho tiempo, aunque admitirlo es un poco molesto.
Simplemente nunca he tenido el coraje de decirle lo que sentía por él. Y ahora ya no podré decírselo...
Es demasiado fuerte el dolor que se siente al no poder decir a la persona que amas lo que sientes por ella mientras la muerte se la lleva a otro mundo.
En este momento estoy sentada al lado de su tumba, y quisiera preguntarle por qué se mató. En siete años no he conseguido entenderlo y por eso no os lo puedo explicar, pero si os puedo contar cómo se murió.

Unos cuantos días antes de la muerte de Izaya, me di cuenta de que la ciudad no era tan ruidosa como siempre.
Hacía tiempo que no había visto a Izaya, y eso me preocupó un poco, pero no le di mucha importancia.
Solamente después entendí que habría tenido que preocuparme...
Durante una noche lluviosa en Ikebokuro, estaba volviendo a casa con mi paraguas naranja con lunares violetas.
Como diluviaba, quería llegar lo antes posible. Tomé entonces un atajo por el parque.
De repente vi a Izaya sentado en un banco, con la cabeza bajada, sin importarle mojarse.
Mientras me acercaba oí que estaba llorando silenciosamente.
Me chocó ver cicatrices y cortes recientes en sus muñecas . Le toqué el hombro y le dije
-Ey, deberías ponerte a cubierto-
Izaya me miró con unos ojos desesperados y sus manos se agarraron a mi camiseta, mientras me miraba directamente a los ojos:
- S...shizuko, por favor, mátame- me pidió.
Estas palabras me se sorprendieron como si tuvieran la capacidad de paralizarme totalmente.
-Nadie me ama, por lo tanto no sé por qué debería continuar viviendo...- susurró.
Inmediatamente después Izaya se desmayó en mis brazos.
Lo llevé hasta su apartamento en Ikebokuro.
Le cambié la ropa y lo metí en la cama.
Después de haber sabido lo que Izaya tenía intención de hacer, esa noche decidi que tenía que decirle que lo amaba antes de que se suicidase.
Unos días más tarde compré unas rosas rojas para declararme; el rojo le quedaba bien.
Me encaminé hacia su apartamento, llamé a la puerta y al timbre varias veces pero nadie me contestó.
Cogí las llaves de reserva que estaban debajo de la alfombrilla y abrí la puerta.
Entré y miré alrededor pero no vi a Izaya por ninguna parte.
Busqué por todas partes, llamándolo. Miré en la cocina y en todas las habitaciones. Miré entonces en su cuarto, que era la única habitación que no había controlado. Cuando intenté abrirla me di cuenta de que estaba cerrada. Llamé a la puerta y grité su nombre.
Izaya hizo un ruido que nunca olvidaré.
-Shizok...- oí. Parecía que se estuviese ahogando. Me asusté y abrí la puerta de una patada.
Cuando entré me quedé helada.
Vi a Izaya colgando del techo con una cuerda en torno a su cuello. Sus ojos estaban cerrados y sus hombros parecían sin vida. Corté rápidamente la cuerda y se la quité.
-¿Por qué?¿Por qué lo hiciste? Por favor dime que es solo una pesadilla. ¿Cómo te digo lo que siento por ti ahora que estas muerto?- grité como si en ello me se fuera la vida.
Entonces, no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.
El funeral de Izaya fue cuatros días después. No había muchas personas, solo yo, sus hermanas y sus amigos, en total nueve.
Cuando lo enterraron puse las rosas rojas, que había comprado para declarar mi amor en su tumba.
-¿Por qué te has suicidado? Quería decirte que te amaba y aún te amo. Pero ahora estas muerto y no me puedes oír- dije mientras las lagrimas me surcaban la cara.
De repente noté a alguien cogiendome la mano. Era Izaya. Pero yo sabía que era su fantasma, porque sus manos eran frías como el hielo.
-Shizuko, te he oído. Me ha hecho feliz saber que alguien me amaba. Siento como si pudiera descansar en paz. Pero aún falta una pequeña cosa. ¿puedes hacer algo por mí?- dijo.
Asentí -Cualquier cosa por ti- dije.
-Besame-.
Asentí otra vez y lo besé. Mientras lo besaba sentí las lagrimas que me caían, esta vez por la felicidad.
Cuando me separé de el dije – Te amo Izaya-.
Izaya empezó a desaparecer, y justo antes que se fuese dijo
-Yo también te amo Shizuko. Nos volveremos a encontrar. Te esperaré.-

Sonreí al oír esas palabras.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho. Tiene emoción, suspense y está muy bien contada. Supongo que será una adaptación de alguna historia anime.

    ResponderEliminar

Gracias por participar en esta página.