domingo, 30 de noviembre de 2014

Hugo Villar Valls 4ºESO A -Sueños

      «Entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.»

      Hola, me llamo Hugo, soy un niño de 15 años proveniente de Gandía, y ex remero del RCNG (Real Club Náutico de Gandía).

      Todo comenzó con una semana de sueños entrelazados entre ellos y, sobretodo muy raros. Allá vamos:
      «En la fría noche, cuando el viento se barría por la solitaria noche, aullando como si de una bestia se tratara, camino por la zona de compras para entretenerme con algo mientras los demás duermen, con la sensación de que alguien me observa, así que decido sentarme en un banco de madera para intentar relajarme y despejar mis sentidos de dicha sensación. Los listones parecen ceder. Un crujido se escucha en el ambiente en el que solo se oye el viento anteriormente mencionado sonido del silencio.
      Aquello que creía sentir, no era fruto de mi imaginación, pero no era "alguien", sino "algo". Una especie de lechuza muy grande y del color de la luna que brillaba con todo su esplendor esa noche a esas horas de las noches.
      La lechuza se dirigió a mí diciéndome, "la soledad acabará contigo, aguarda su llegada", acto seguido comenzó a gritar con su escalofriante voz como si fuera la propia muerte la que hablaba por ella.
      
      Yo mientras tanto, me encontraba confuso tratando de asimilar que una lechuza me acababa de hablar, pero también asustado por el tenebroso grito que salía de aquella ave.»
      De repente, me desperté con la voz de aquella lechuza aún en mi mente, cuando el reloj aún marcaba las 03:00h. Parecía mentira que hubiera pasado tan poco tiempo y que se me hubiera hecho tan eterno el sueño.

      A la mañana, horas más tarde, le conté lo ocurrido a mi madre mientras me vestía para ir a mi entrenamiento diario de remo. Sin prestar más importancia, mi madre me dijo que me dejara de tonterías y me tomara la leche que ya tenía preparada. El resto del día lo pasé normal, como cualquier otro día. Llegué a casa muy cansado, después de un duro entrenamiento preparatorio para una regata nacional muy importante con apenas unas horas de sueño, ya que me tuve que levantar temprano. Pensé en acostarme en el al sofá donde creía que caería desmayado, pero en lugar de eso, me fui a dar un baño donde para relajarme y poder limpiar el sudor resultante del entrenamiento. A la tarde, para divertirme un poco con mis compañeros de remo, decidoí  quedar para dar una vuelta por la famosa playa de Gandía. 
      Pero como siempre, inevitablemente, llegó la noche y me fui a dormir temprano para contrarrestar las horas de sueño perdidas.
      Para asegurarme de dormir bien y sin pesadillas, me acosté pensando en lo bien que me lo pasaría el día siguiente remando, pero esto ¿no mi segundo sueño?, al contrario, lo favoreció, ya que es en el propio club donde se desarrollan ¿las acciones en este sueño?. Pasemos a contar este sueño:
      «Aparezco en la entrada del club al que pertenezco, y al pasar por el lado de junto a la piscina situada en la entrada, veo un puesto donde venden algodón de azúcar, así que, como hoy llegaba casi una hora antes del inicio del entrenamiento, decido comprar uno.
      La dueña es una señora de avanzada edad, que te daba una caja sorpresa que no debías abrir hasta que llegara el momento.
      Le doy 1,50€ que era lo que valía el algodón de azúcar, y me da la caja correspondiente, pero inexplicablemente me devuelve el dinero, aprovechándome de ello, y como era un sueño había que disfrutarlo, decido comprar un helado para después aliviar el calor, y me da una segunda caja que decía que no debería abrir esta caja nunca. Yo no daba crédito a lo que acababa de ¿leer?, ¿por qué me iban a regalar una cosa que no podía abrir?
      Decidí abrirla y vi la cabeza degollada de la lechuza del anterior sueño. La señora al verlo, se santiguó y me dijo, "la has pifiado chaval, ahora márchate de aquí antes que tus desgracias me afecten a mí."
      No le di demasiada importancia, así que me dirigí a la rampa por la que desembarcábamos. Resbalé. Mi entrenador me ató muy fuerte con una manguera con la que limpiábamos los botes para evitar la acumulación de sal. Mi otra entrenadora, bajando el carro con el que desembarcábamos otra embarcación, aceleró con la intención de aplastarme con el carro, y justo antes de que impactara contra mi cabeza, me desperté justo antes de que las ruedas impactaran contra mi cabeza.»
      Esta vez el reloj marcaba las 04:37h. Decidí ducharme para prepararme para el entrenamiento correspondiente a aquel día y seguir la rutina.

      Pasaron tres días sin más sueños, pero el cuarto, cuando ya me había hecho las ilusiones de haberme librado de aquellos sueños tan extraños, volvieron para atormentarme una tercera y última noche más.
      «Esta vez estaba en Málaga, donde conseguimos el tercer puesto en el Campeonato de España, sabía que era titular en el bote y debía prepararme con antelación, pero no encontraba a ningún compañero, así que decido coger una moto negra para buscarlos. El mundo esta silenciado. No se oye ni la voz del viento que se oía aquella primera noche intentando atormentarme mientras paseaba. La moto no se mueve. Parece que se mueve el alrededor.
      Cuando por fin encuentro signos de vida y en concreto, a mis compañeros, veo una forma similar a una cara maligna en el interior del agua. Mis compañeros ya estaban en el bote, ¡sin mí!
      Decido nadar en su búsqueda, para como mínimo poder desearles suerte y que dieran lo máximo, ya que aún estaban suficientemente cerca como para alcanzarlos, pero al entrar en el agua, noto que "algo" me sujeta del tobillo impidiéndome nadar, y tras ver pasar mi vida entera por delante de mis ojos, me hundí.»
      Este último día me desperté a las 03:17h con una situación sensación de agonía inmensa en mi cuerpo.

      «Entonces no comprendí hasta que punto aquello afectaría a mi vida y a mi visión del mundo.»
      
      Estos horribles sueños tienen un núcleo muy bonito y especialmente importante para mí, y es que en todos los sueños aparezco solo, sin la compañía de mi familia ni de la gente de remo, en la cual encontré mi segunda familia, lo cual, me hizo reaccionar y valorar mucho más a estas personas tan importantes para mí.




Hugo Villar Valls, 4º ESO A

1 comentario:

  1. Hay demasiadas repeticiones y cierta tosquedad expresiva. Da la sensación de que vas redactando a trompicones y por eso repites las mismas palabras. La redacción no justifica cómo lo narrado va a afectar a tu vida y a tu visión del mundo. Parece que utilizas el tema para hablar de remo. Igual tendrías que haber hecho un planteamiento a la inversa, diciendo hasta qué punto tu afición al remo afecta a tu vida.

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