viernes, 14 de noviembre de 2014

Lágrimas (carta a la vida)

Él iba dando vueltas por la nueva casa sin saber bien lo que buscar o lo que hacer. Subió a ver esas antiguas y rústicas habitaciones de las que tanto había oído hablar. Empezó a revolver por los baúles cuando de entre el polvo y los trastos sacó una vieja carta que decía:
"Querida mía, simplemente quería darte las gracias. Las gracias por todo lo que me has enseñado y por todo lo que has sacado de mí. Desde mi primer respiro hasta el último suspiro, todas y cada una de las mañanas y tardes y noches que has pasado a mi lado, todas mis sonrisas, todas mis miradas, todo yo. Nunca he podido dejar de quererte, incluso cuando he intentado no hacerlo; has hecho de mi alguien grande. Has convertido mis días grises en días soleados, mis días aburridos en aventuras intrépidas; has convertido mis sentimientos en palabras y mis lágrimas en fortalezas. Todo lo que me has enseñado me ha servido, desde el pequeño detalle hasta el gran momento; me has ayudado a escribir mi historia y a terminarla, a poner punto y pasar página, a leer capítulos sin noción del tiempo y a frenarme lentamente hasta parar. Y son tantas las veces que me ha acompañado el silencio mientras por dentro deseaba ansiosamente hablarte, tantas que creo que no lo echaré de menos. Y a aquél que me dijo que en el mundo hay mucha gente pero pocas personas... ¡a aquél le debo mil tesoros!; lo más grande que he tenido son ellos, mi familia y mis amigos, mis estrellas que no brillan por fuera pero sí por dentro. Ellos me han ayudado a retomar mi rumbo  y a tener a quien querer en este mundo,  a mirar al miedo de frente y no dejar que el dolor me oprima, a admirar la valentía y a odiar la cobardía. Si pudiera yo darte algo a cambio... Me has hecho creer que los sueños sí se pueden hacer realidad, que siempre va a quedar algo de esperanza e ilusión en uno mismo, que nuestras sombras son el falso reflejo de lo que somos: nosotros tan resplandecientes y ellas tan oscuras y esquivas.  E incluso en mis peores momentos has estado allí, melancólica y dolida, marcando cicatrices y dejando huellas. Has estado cuando me he sentido solo y desesperado, nostálgico y odiado, derrotado por mi propia incertidumbre; has estado presente con todas mis amadas pero siempre por encima de ellas; has estado cuando la envidia y el egoísmo han superado a mi fe. ¿Pero sabes qué? No me arrepiento de nada. Por ti me he dado cuenta de que pensamos demasiado y sentimos muy poco, que a veces duelen más las palabras que los golpes; por ti he aprendido que el dinero no paga la felicidad y la alegría aunque lo intente, que el odio y el amor se apoderan de nosotros sin dar explicación y que el placer y la pasión son pasajeros. No quiero despedirme de ti, tengo tantas cosas que contarte que hasta me faltan las palabras. Me siento afortunado de que me hayas dedicado todo este tiempo y me hayas hecho sentir único en este mundo; me siento orgulloso de haber por fin encontrado mi camino en ti después de perderme tantas veces, de haber luchado por un futuro y haber conseguido mi principal objetivo: el no perderte. No puedo cumplir mi promesa puesto ya no doy más de sí y  estas son las últimas palabras que diré antes de volverte a ver quién sabe cuándo ni dónde.  Mi lúcida y bella Vida, gracias por siempre haberme hecho ver el brillo entre mis escombros, por haberme hecho libre de mi mismo y gracias por haber estado siempre a mi lado a lo largo del camino. Espero que la distancia no se interponga entre nosotros, pero por muy  duro que sea  y me mate, sé que lo superaré porque te juro, te juro que nunca jamás me voy a olvidar de ti.  Mi amada, mi querida, mi todo, mi Vida, gracias por haberme hecho llorar riendo y reír llorando.
Atentamente: Yo"

El chico dejó caer la carta arrugada sobre el mismo baúl. Un cúmulo de emociones y pensamientos le invadieron dejando su cara petrificada y sorprendida.  Y fue entonces cuando no pudo comprender hasta que punto aquello afectaría a su vida y a su visión del mundo.

1 comentario:

  1. Muy bien. La redacción es perfecta, el vocabulario amplio y preciso y la emoción se mantiene hasta el final. No hay errores ortográficos salvo un pequeño despiste. Sobresaliente.

    ResponderEliminar

Gracias por participar en esta página.